Muchos lagos o ríos están cubiertos por una gruesa capa verde, producto de un proceso llamado eutrofización y formada por fitoplancton, un tipo de planta microscópica que se nutre de los excesos de nutrientes de las aguas residuales como los nitratos y fósforo procedentes de la agricultura, que acaban en las corrientes fluviales por escorrentía de las lluvias.
Proyecto Escalada Algunas especies de fitoplancton son tóxicas, lo cual es malo para la biodiversidad, pero el problema más grande de estas algas es que, al necesitar grandes cantidades de oxígeno para su propio crecimiento y desarrollo, hacen que el agua sea mortal para anfibios, peces y demás integrantes de los ecosistemas. "Hemos comprobado una clara reducción de la transparencia del agua, lo que significa que una cantidad menor de luz solar le llega al resto de plantas acuáticas” explica la profesora Brucet, quien es coordinadora de un proyecto en la Universidad de Aarhus en Dinamarca financiado por la Unión Europea, que explora los efectos del cambio climático en la biodiversidad del agua dulce.
Este proyecto denominado Escalada lleva realizándose más de 10 años y se considera el más largo entre los de su campo de estudio. Entre sus conclusiones está la de que se debe reciclar más e invertir en tecnologías que ahorren agua en la agricultura y la industria y que los efectos de la contaminación ambiental y la eutrofización son devastadores, por lo que es urgente encontrar soluciones. También examinaron una base de datos de más de 2000 lagos europeos con el fin de comparar las aguas más calientes y más frías en todo el continente, encontrando que los peces que habitan los lagos más cálidos de Europa eran más pequeños, lo que indica una calidad del agua inferior.
"Esto tiene consecuencias para toda la red alimentaria y la calidad del agua", advierte la Prof. Brucet, quien alerta que el uso del agua corriente continuará amenazando la biodiversidad de agua dulce, ya que si se extraen grandes cantidades de agua (especialmente para la agricultura y la industria) el equilibrio de los ecosistemas se rompe y no será fácil restaurarlo. "Hemos proporcionado pruebas acerca de los diferentes impactos que están afectando al agua dulce y tenemos recomendaciones sobre lo que podemos hacer para reducirlos. El siguiente paso será la conservación y la restauración", puntualizó la Prof. Brucet.
La Prof. Brucet presentará sus resultados en un panel internacional, con el fin de demostrar el papel beneficioso que los elementos naturales pueden jugar en un ecosistema, un área de estudio conocida como “Servicios de los ecosistemas”, que formarán parte de un informe que se presentará a los gobiernos europeos, acerca de los desafíos que enfrenta la biodiversidad y su dependencia de un agua dulce limpia.
En ciertas cantidades pueden incluso degradar diferentes xenobióticos (contaminantes hechos por el hombre). También tienen la capacidad de “romper” molecularmente, varios hidrocarburos poli aromáticos (sustancias químicas que se liberan de la combustión del carbón y los derivados del petróleo), pesticidas y herbicidas. "En la mayoría de los entornos urbanos vemos un aumento en el uso de pesticidas y herbicidas en jardines privados, dijo la doctora Mukherjee. "También comprobamos la presencia de desechos industriales específicos, como los antibióticos y metales pesados en las aguas.”
