Crédito: Wikimedia.Para el biólogo Enrique Rodríguez, profesor asociado de la Universidad de Buenos Aires e investigador principal del Conicet, “el trabajo demuestra que los dos herbicidas más utilizados en Argentina (glifosato y atrazina) son sustancias contaminantes ampliamente diseminadas en los ambientes agrícolas, con un altísimo porcentaje de detección en agua de lluvia, lo que favorece mucho su dispersión hacia los ambientes aledaños a las áreas de cultivo”. Rodríguez, que ha investigado cómo perjudican ambas sustancias a los crustáceos, añade que “las concentraciones, sobre todo de glifosato, que se han detectado están en el mismo orden de magnitud que las concentraciones que nosotros caracterizamos como crónicamente perjudiciales para la reproducción de estos animales”. Mientras tanto, Brasil y Argentina, los dos principales productores de soja transgénica –cuyo insumo clave es el glifosato– de la región, tienen leyes para prohibir el herbicida en distintos estados de avance parlamentario.