Esas partículas microscópicas de polvo, tierra, hollín, humo y líquidos pueden entrar a los pulmones y provocar tos, sibilancia y falta de aliento. También pueden conducir a problemas de salud a largo plazo, como ataques de asma, ataque cardiaco, accidente cerebrovascular e incluso la muerte en los que sufren de enfermedades del corazón o los pulmones.